domingo, 16 de julio de 2017

Solo necesitaban un SI

Ayer conocí a Jackeline y Haydee de nacionalidad Peruana a su llegada en maiquetía. Mi trabajo era prestarles asistencia en ese aeropuerto,  llevarlas a su hotel de estadía ya que estarían en conexión con Puerto Ordaz para encontrarse con la Gran Sabana y luego con el Salto Ángel, Kerepakupai Vená, ya conocido como el salto de agua más grande del mundo.
Jackeline tenía la intención de venir a Venezuela desde hace cinco años, motivada por sus selvas, sus playas y Salto Ángel, que veía en comerciales a través de Sun Channel. Cuando se conseguía a algún venezolano en otras latitudes del mundo, emocionada le comentaba su intención y tras su confesión recibía de ellos una tajante respuesta común: "mejor no vayas a Venezuela". Su impulso instintivo recibía entonces un choque a la pared.
Haydee hizo un crucero en el caribe, de esos que paraban en La Guaira, estado Vargas, Venezuela. La mayoría de la tripulación eran venezolanos y todos le advertían NO BAJARSE del barco en su país, le contaban cosas horrorosas que pasan en Caracas y no hay mucho que ver, eran sus comentarios. Ella no escuchó tales advertencias, y tomó un recorrido a Caracas, nada más y nada menos, y descubrió gloriosos sabores en la cima del Ávila, se sorprendió de que los museos fueron gratis y quedó encantada con una ciudad que tiene más verde que edificios. Se prometió volver, pero en sus frecuentes encuentros con venezolanos en el exterior la respuesta común la detuvo: "mejor no vayas a Venezuela".
Jackeline se encontró de viaje de trabajo en New York. Aprovechando un tiempo libre tomó un city tour. Su guía era venezolano y, una vez más, le contó emocionada su intención de venir a este país; esta vez recibió una respuesta diferente, un SI acompañado de consejos para su seguridad, de destinos impelables del país y de un contacto amigo que se encargaría responsable y seriamente de su atención durante su estadía en Venezuela.
Ese SI bastó para que Jackeline y Haydee aterrizaran en Venezuela y yo pudiese recibirlas en maiquetía, prestándole todo el apoyo posible desde el amor por esta tierra y mi querencia de que su estadía fuese placentera. Jackeline me confesó: sin conocer nada siento que quiero volver a Venezuela. Y aquí la esperaremos, la mayor parte de los prestadores de servicio turísticos que he tenido la oportunidad de conocer, son personas responsables que sorteamos obstáculos diariamente para prestar un servicio de calidad y demostrarles a nuestros pasajeros por qué estamos tan arraigados en esta tierra.
Muchos se preocupan ante un posible bloqueo económico, mientras que nosotros mismos tenemos bloqueada a Venezuela, y no lo digo solo por los múltiples NO que Jackeline recibió  en sus encuentros fortuitos (o desafortunados) con algunos venezolanos en el exterior, lo digo porque con nuestra actitud, nuestros pensamientos y la falta de creer, crear y crecer, tenemos bloqueada a Venezuela.
Ojalá podamos entenderlo, para avanzar. Venezuela: perdóname, lo siento, te amo, gracias.

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